En la obra “Terror y miseria en el primer franquismo”, que vimos hace unas semanas, pudimos observar algunos de los rasgos que caracterizan a esta época del franquismo. A continuación voy a exponer cinco de ellos.
El primer cuadro trataba de un profesor que, al parecer, era republicano y, a través de él, pudimos observar como los maestros y profesores de esa época que tenían pensamientos diferentes a los del Régimen, es decir, los que pertenecían a ese grupo de personas comúnmente llamados “rojos”, debían tener mucho cuidado a la hora de dar las clases. Esto se debía a que, si por cualquier causa daban su opinión acerca de la situación en la que vivía España en esa época, estas personas podían perder su trabajo (lo cual era lo más leve que podía sucederles) o incluso acabar el resto de su vida en la cárcel. La razón por la cual esto podía llegar a suceder era que la opinión de estos maestros y profesores, como se ha dicho anteriormente, era la contraria a la de Franco, y en esa época eso no estaba permitido. Por ejemplo, en el cuadro pudimos ver cómo el profesor debe explicar unos conceptos que en la clase anterior no habían quedado “claros” y podían haber llevado a los alumnos a entender cosas que eran contrarias al gobierno de entonces; esto lo hace tras haber hablado con el director de la escuela (charla de la que sale bastante nervioso a juzgar por su comportamiento en clase), con lo cual, suponemos que le ha dicho que corrija lo que expuso en su anterior clase y que tenga más cuidado con lo que les dice a los alumnos. En resumen, pudimos comprobar que durante esta época los profesores no podían dar su opinión sobre la situación política del país, únicamente debían limitarse a impartir las clases tal y como ordenaba el Régimen.
En el último cuadro que vimos, titulado “Atajo”, pudimos ver la influencia que tuvo la Iglesia Católica durante esta época. El Estado estaba fuertemente unido a ella, pues ejercía una gran influencia en la mayoría de los aspectos sociales. En la educación, por ejemplo, pues era obligatorio recibir clases de religión, además, en muchos de los colegios que había entonces, las clases eran impartidas por curas o monjas, dependiendo de si los colegios eran masculinos o femeninos; también tenían mucha importancia en los actos oficiales del Estado, como por ejemplo en las fiestas patronales pues, en los actos en los que hoy en día sería necesaria la presencia del alcalde o de algún otro dirigente político había, además, algún representante de la Iglesia.
En el cuadro titulado como “El topo” observamos la situación de un hombre republicano que, tras la guerra, tuvo que esconderse en un agujero dentro de su propia casa. Esto fue bastante frecuente durante la época del franquismo de la que trata la obra. Estas personas apenas salían de su escondite, únicamente para comer, pues la policía iba a menudo a las casas donde sospechaba que podían encontrarse para arrestarlas y, posteriormente, ejecutarlas. Los topos, para esconderse, contaban con la ayuda de personas muy cercanas a ellos (familias, amigos íntimos, etc.); por ejemplo, en el caso del de la obra, la mujer del topo intenta, de todas las formas posibles, despistar a la policía para que salgan de su casa y no encuentren a su marido. Estas personas tenían dos formas de huir de la policía: o bien se escondían en agujeros dentro de sus casas (como ya se ha dicho anteriormente), o bien se iban a vivir a la sierra. La Guardia Civil recorría la sierra para poder encontrar a estos últimos.
En el cuadro titulado “Plato único” podemos observar cómo en la posguerra, es decir, en los primeros años posteriores a la guerra, la gente más pobre pasó bastante hambre. Muchos únicamente tenían un plato en la comida; otros, apenas tenían que comer. Sólo los más afortunados, los que pertenecían al grupo vencedor de la guerra, podían permitirse el comer más de un plato en las comidas diarias. Como es lógico, las personas que podían permitirse esto eran también personas de clase media-alta, es decir, bastante adineradas. Sin embargo, las personas que pasaban hambre eran las más humildes, con menos dinero y, normalmente, las que pertenecían al bando que perdió la guerra, aunque no eran los únicos. Todo esto demuestra, además de cuáles fueron las personas que pasaron hambre durante esta época que, tras la guerra, la sociedad española estuvo dividida en clases sociales muy diferentes entre sí.
Por último, con todo esto, podemos diferenciar el contraste que había entre lo que se exponía en el NO-DO y lo que realmente ocurría en España durante esta época. El NO-DO hacía ver que con el Régimen la vida era maravillosa, que la gente era feliz y vivía perfectamente. Sin embargo, esto no era así, y eso lo hemos podido comprobar en la obra, la cual contaba historias de la gente más común en esa época, las personas pobres, con poco dinero o de las personas que debieron esconderse en sus propias casas para poder huir de la policía. Con esto, llegamos a la conclusión de que el Régimen “manipulaba” dicho documental (el cual se proyectaba antes de las películas en el cine) poniendo únicamente la información y las imágenes que los integrantes de éste querían. Daba pues, una imagen irreal de la España de esa época.